DOMINGO 30

Verde XXII Domingo Ordinario [Se omite la fiesta de Santa Rosa de Lima, patrona de América Latina] MR, p. 436 (432) / Lecc. II, p. 53 LH, 2ª. Semana de Salterio

Otros santos: Beatos María Ráfols, virgen fundadora; Esteban (Youssef) Nehmé Douaihy, monje de la Orden Libanesa Maronita.

BEATA MARÍA RÁFOIS, del hebreo Miryam, cuyo significado y etimología son discutidos; quizá -según diversos Padres de la Iglesia- "señora", "soberana". (1781-1853). Virgen fundadora. Nació el Vilafranca del Penedés, España. En su adolescencia se sumó al grupo del capellán del Hospital de la Santa Cruz para brindar asistencia a convalecientes. En 1804 cambió su residencia a Zaragoza donde continuó sus actividades benéficas en el hospital de Nuestra Señora de Gracia, en él se encontraban pacientes de todas las edades y de lamentables condiciones económicas y sociales. Durante la guerra de la Independencia española (1808-1814), al quedar sitiada la ciudad, la labor de María fue sobresaliente y encabezó a un grupo de mujeres que prestaron auxilio a las víctimas de la conflagración, sin descuidar la atención a los pacientes del nosocomio. Durante el asedio, se produjo la escasez de alimentos y medicamentos; María tomó la decisión de traspasar las líneas de combate y presentarse ante el jefe del ejército francés para solicitarle provisiones y fármacos para los heridos, entre los que se encontraban miembros de sus tropas; logró su objetivo y, además, el indulto de varios de sus compatriotas condenados a muerte. Al terminar la batalla, la joven fue vilipendiada y expulsada del hospital. Con ejemplar prudencia y resignación convencida de su inocencia acató las disposiciones. Fue reintegrada a las obras de caridad en 1813, nombrándola directora de La Inclusa, institución benéfica en la cual se recogía, cuidaba y educaba a niños abandonados, huérfanos o con padres incapacitados. En 1824 fundó la Congregación de las Religiosas de la Caridad de Santa Ana, al año siguiente las primeras religiosas tomaron el hábito. Nuevamente sufrió calumnias, la separación de su cargo como abadesa y fue encarcelada y desterrada en 1834. Años después se le declaró inocente de los cargos, pero se le impidió radicar en Zaragoza. En 1837 se le asignó la dirección del hospital
de la ciudad de Ruesga. Antes de morir, se le llamó para retomar la dirección de la Inclusa. Con fama de santidad murió en la ciudad de Zaragoza. El Municipio zaragozano le otorgó el título de "Heroína de la caridad". Fue beatificada por san Juan Pablo II el 16 de octubre de 1994.

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