SÁBADO 16

Verde/Blanco Feria, Misa votiva de Santa María de Guadalupe MR, p. 1198 (1189) / Lecc. I, p. 502

Otros santos: Marcelo I, XXX Papa. Beatos: José Antonio Tovini, maestro, abogado y Terciario franciscano; Juana María Condesa Llunch, virgen fundadora.

BEATO JOSÉ ANTONIO TOVINI, del hebreo, "Dios acrecentará" y del latín, Antonius, nombre de una gens romana de probable origen etrusco (1891-1847). Maestro, abogado y Terciario franciscano. Giuseppe Antonio nació en la provincia de Brescia, Italia. Sus padres eran humildes por lo que tuvo carencias de niño que dejaron secuelas de por vida en su salud. Debe su formación académica a su tío materno sacerdote quien le inscribió en un colegio para niños pobres en Verona. Ingresó al seminario, pero interrumpió su formación sacerdotal para ayudar económicamente a su familia cuando murió su padre. En 1860 inició sus estudios de jurisprudencia en la universidad de Padua, para solventar sus gastos y los de su familia trabajó en un bufete y dio clases particulares. Después de graduarse se desempeñó en un despacho de abogados y en una notaría de Lovere, población vecina de Brescia. Por su brillante desempeño académico y laboral fue designado vicerrector y director de un colegio municipal, donde era notable su religiosidad. En 1868 trabajó como abogado en un afamado despacho; ahí conoció a Emilia, hija de su jefe, con quien contrajo nupcias en 1875; juntos procrearon diez hijos -de los cuales uno fue sacerdote y dos religiosas-, como padre fue modelo de virtudes e inculcó a sus hijos los valores y principios de la Fe. De 1871 a 1874 fue electo alcalde, donde incrementó su fama de hombre sabio y virtuoso. En 1877 fue cofundador del diario II Cittadino di Brescia e ingresó al movimiento católico, en esa asociación desempeñó una activa labor directiva. Por su inquietud de ayuda a la comunidad formó parte de numerosos grupos religiosos, civiles y educativos, en los cuales ocupó cargos relevantes. Ingresó a la Tercera Orden Franciscana en 1881, donde hizo propias las enseñanzas del Seráfico y fue ejemplo de humildad, sencillez, caridad, oración. Participó en diversos congresos, seminarios de carácter local regional y nacional, dando siempre muestras de su inteligencia y promoviendo los valores de la cristiandad. Veló y defendió los intereses de los más desprotegidos. Su débil salud nunca fue obstáculo para cumplir su tarea como padre ni como devoto cristiano; tampoco lo fue para ser impulsor de obras y organizaciones altruistas. Murió en Brescia. Fue beatificado por san Juan Pablo II el 20 de septiembre de 1998.

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