MIÉRCOLES 13

Verde/Blanco Feria, Misa votiva de san José o Memoria de san Hilario, obispo y doctor de la Iglesia * MR, p. 1205 (1197) / Lecc. I, p. 489

Beatos: Verónica Negroni de Binasco, Hermana mendicante agustina; Francisco María Greco, presbítero y fundador.

BEATA VERÓNICA NEGRONI DE BINASCO, variante de Berenice, del griego, "la que lleva la victoria" (ca.1497). Hermana mendicante agustina. Hija de modestos campesinos, nacida en Binasco, Italia. Por las precarias condiciones familiares no pudo asistir a la escuela. A los 22 años ingresó en el convento de monjas agustinas de Santa María en Milán, donde intentó aprender a leer y escribir, con mínimos resultados. Después, profesó en la vida consagrada y permaneció 30 años, en el oficio de hermana mendicante (la que pide limosna para el sostenimiento de su claustro). Pese a todo destacó por su piedad y aprendió la más notable lección en la vida ascética a través de una visión donde la Santísima Virgen le reveló que el camino hacia Dios consta de tres pasos: 1. La pureza de corazón; 2. La paciencia para con el prójimo, que nos permite no escandalizamos de las culpas, sino que nos lleva a orar por quienes las cometen y 3. La meditación diaria sobre la Pasión de Jesús. Además, para que la iletrada religiosa memorizara estas tres máximas, la Madre de Dios las relacionó con tres colores: el blanco, para la pureza y el amor a Dios; el negro que ejemplifica la paciencia y el rojo de la Pasión de Cristo. La humilde sor Verónica, sin haber leído libros de Teología, aprendió la Sabiduría Divina dejando admirados a cuantos se le acercaban por su ilustrada doctrina. El Señor le concedió el don de conocer las aflicciones del prójimo y ayudarles para salir de éstas. Su labor como limosnera, le facilitó el contacto con el pueblo; a muchas personas, con su docta palabra, les proporcionaba alimento para el alma. Según relata, la Madre de Dios le indicó viajar a Roma a llevar un mensaje al pontífice Alejandro VI (1492-1503). Fue favorecida con el don de profecía. Murió con olor a santidad en su convento de Milán. Su culto como beata lo confirmó en 1517, el pontífice León X (1513-1521), y en 1672 Clemente X (1670-1676) extendió su devoción con oficio y misa propios para la Orden Agustina. También se le conoce como Verónica de Milán o Verónica de Binasco.

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