LUNES 7

Verde Feria, Misa por los cristianos perseguidos MR, p. 1129 (1121) / Lecc. II, p. 421

Otros santos: Roberto de Newminster, abad cisterciense; Antonio María Gianelli, obispo y fundador. Beata María Teresa de Soubiran, virgen fundadora.

BEATA MARÍA TERESA DE SOUBIRAN, del hebreo, Miryam, cuyo significado y etimología son discutidos; quizá -según diversos Padres de la Iglesia- "señora", "soberana" y del latín, "la que cosecha" (1835-1889). Virgen fundadora. Sofía Teresa de Soubiran La Louvière, su nombre en el siglo, nació en el seno de una familia aristocrática, en Castelnaudary, Francia. En su adolescencia, su tío, el canónigo Louis de Soubiran le envió a Gante, Bélgica, para que observase a las beguinas, asociación de mujeres laicas consagradas a servir a desamparados, enfermos, mujeres, niños y ancianos; quienes, además, cultivaban su intelecto. A su regreso, reunió a un grupo de jóvenes que desearan vivir como la citada congregación. Inauguró la casa del Buen Socorro, con el objetivo de ayudar a mujeres indigentes; después, abrió el hogar llamado La Preservación, el cual fue destruido en un incendio; pero Teresa no se desanimó y en 1863, en la ciudad de Castelnaudary, creó la Sociedad de María Auxiliadora, cuyos miembros trabajasen por "...la empresa más divina y más humana que existe: la salvación de las almas", cuyo carisma será la vida contemplativa
(adoración del Santísimo) y la ayuda a las jóvenes. A Teresa se le eligió superiora de la comunidad. Bajo su mandato, la Hermandad creció; fundó un orfanato e instituyó como norma central la adoración nocturna diaria al Santísimo Sacramento. Al año siguiente, las hermanas se trasladaron al convento de la Rue des Buchers de Toulouse, donde se construyó la Maison de Famille, casa para jóvenes trabajadoras sin recursos. En 1868, ingresó a la comunidad una joven, quien levantó calumnias a la abadesa y la acusó de fraude. La fundadora fue destituida y expulsada de la Congregación y la difamadora nombrada superiora. Hacia 1870, María Teresa ingresó al convento de las Religiosas de Nuestra Señora de la Caridad de París donde hizo sus votos. Su humildad, prudencia y fe la hicieron continuar su obra en beneficio de las mujeres extraviadas. Víctima de tuberculosis murió en París. Un
año después su honra fue restituida y su cuerpo trasladado al convento de la Congregación por ella fundada. En 1946, el pontífice Pío XII (1939-1958) la proclamó beata.

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