SÁBADO 4

Nuestra Señora del Refugio [En la República Mexicana]

Verde / Blanco De Feria Santa Isabel de Portugal * MR, pp. 781 (768). 913 (905) / Lecc. II, p. 528 LH, Vísperas I del domingo: 2a. Semana del Salterio Tomo III: pp. 880 Y 495; Para los fieles: pp. 555 Y 403, Edición popular: pp. 108 Y 470

Otros santos: Beatos Pedro Jorge Frassati, terciario dominico; José (Giuseppe) Kowalski, presbítero salesiano y mártir.

BEATO PEDRO JORGE FRASSATI, del arameo, "piedra", "roca", y del griego, "relativo al trabajo de la tierra", "agricultor" (1901-1925). Terciario dominico. Nació en Turín, Italia, en una familia con vastos recursos económicos. Desde su adolescencia participó, entre otras, en la Asociación del Santísimo Sacramento, el Apostolado de la Oración, las Obras de san Vicente de Paúl y en la Cofradía del Rosario. Joven alegre, deportista y piadoso. En 1922, ingresó en la Tercera Orden Dominica seglar. Inició la carrera de ingeniero expresando: "Yo
seré ingeniero de minas para consagrarme a Cristo entre los mineros, como laico que da buen ejemplo podré lograrlo". Perteneció a la Federación Universitaria Católica de Estudiantes y participó -de forma activa- en la defensa de los derechos de los trabajadores. Destacó como modelo de generosidad, el dinero que sus padres le proporcionaban para sus gastos lo ocupó en ayudar a los pobres; asimismo en pagar el precio para recuperar prendas que las familias necesitadas habían empeñado; el refrigerio que le preparaban por las mañanas (diario salía sin desayunar para comulgar en la Santa Misa), lo regalaba a los compañeros sin recursos; regresaba a su casa a pie y sin probar alimento. Antes de su examen profesional estudió con afán, para obtener el título y recibir el premio en efectivo que le daría su padre, pensando repartirlo entre los marginados. Una semana antes de terminar su doctorado una alta fiebre le atacó y los médicos le diagnosticaron una mortal poliomielitis infecciosa aguda -la cual había contraído al visitar a un enfermo-, este mal le causó la muerte. Numerosos testigos declararon sobre su piedad, caridad y vida ejemplar. Fue beatificado por san Juan Pablo II (1978-2005; 22 de octubre), en 1990.

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