MARTES 23

Verde De Feria, Misa Por los ministros de la Iglesia MR, p. 1107 (1099) / Lecc. II, p. 480

Otros santos: José Cafasso, presbítero; Tomás Garnet, presbítero de la Compañía de Jesús y mártir. Beata María Rafaela Cimatti. religiosa de la Congregación de Hermanas Hospitalarias de la Misericordia.

BEATA MARÍA RAFAELA CIMATTI, ambos nombres del hebreo, Miryam, cuyo significado y etimología son discutidos; quizá -según diversos Padres de la Iglesia- "señora", "soberana", y "Dios sana" o "Dios te ha sanado" (1861-1945). Religiosa de la Congregación de Hermanas Hospitalarias de la Misericordia. Nació en Faenza, Emilia-Romaña, Italia. Bautizada con el nombre de Santina. Al morir su padre, en 1882, quedó al cuidado de la educación de sus dos hermanos y cuando estos ingresaron al seminario salesiano y su madre había sido instalada en una casa rectoral, se unió, en 1889, a la Congregación de Hermanas Hospitalarias de la Misericordia, donde profesó, el año de 1891, con el nombre de María Rafaela, pronunciando además el voto hospitalario, a fin de trabajar en el nosocomio de la Hermandad en Roma. Después ejerció su profesión como enfermera en el sanatorio de San Benito en Alatri. Destacó por su absoluta entrega a los enfermos y a los pobres con caridad cristiana. Fue priora en Frosinone (1921) y en Alatri (1928), además se desempeñó como auxiliar farmacéutica. Sobresalió por ser cordial con quienes le rodearon, a la vez era amiga, madre y consejera espiritual. Renunció como Superiora del convento de Alatri, en 1940, pero permaneció realizando funciones comunes de las religiosas. Proporcionó servicio constante a favor de los afligidos y enfermos y si no estaba ocupada con los enfermos pasaba tiempo orando ante el Santísimo Sacramento. A sus 83 años continuó esmerándose en proporcionar auxilio espiritual tanto a enfermos como a agonizantes quienes en reconocimiento le llamaban "Mamá". En este período al enterarse que había la posibilidad de bombardear a la ciudad hizo una enérgica protesta ante el general Kesserling del Cuartel Alemán en Alatri, milagrosamente los argumentos de sor Rafaela impidieron la masacre. Debido a una enfermedad incurable que padecía falleció, con fama de santidad, en su convento. Fue beatificada por san Juan Pablo II (1978-2005; 22 de octubre) el 12 de mayo de 1996.

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