LUNES 20

Verde / Rojo Misa Por las vocaciones a las órdenes sagradas, o Memoria de San Apolinar, obispo y mártir* MR, p. 1108 (1100) / Lecc. II, p. 586

Otros santos: Beatas Rita Dolores del Corazón de Jesús Pujalte Sánchez y Francisca del Corazón de Jesús Aldea Araujo, religiosas de las Hermanas de la Caridad del Sagrado Corazón de Jesús y mártires.

BEATAS RITA DOLORES DEL CORAZÓN DE JESÚS PUJALTE SÁNCHEZ y FRANCISCA DEL CORAZON DE JESUS ALDEA ARAUJO, diminutivo de Margarita, del latín, "perla" y "experimentar dolor, sufrir"; y del italiano antiguo, "francesa", respectivamente (1936). Religiosas de las Hermanas de la Caridad del Sagrado Corazón de Jesús y mártires. RITA DOLORES. Nació en 1853 en Aspe, Alicante. En 1888 se incorporó al instituto de Hermanas de la Caridad del Sagrado Corazón de Jesús, hizo su primera profesión en 1890. Entre los años 1891 y 1928, desempeñó los cargos de Superiora local en los colegios de Madrid y de Toledo; maestra de novicias, Superiora General y, por último, vicaria general. Se distinguió por su espiritualidad, su carácter bondadoso y su atención esmerada a sus hermanas espirituales. En el aspecto docente brindó a los marginados una educación integral. Tuvo especial devoción a la Pasión del Señor, la Eucaristía y a María Santísima. Padeció diabetes, grave enfermedad en su tiempo, y quedó casi ciega; se retiró al colegio de Santa Susana en Madrid, a pasar sus últimos días. FRANCISCA ALDEA: Nació en 1881 en Somolinos, España. De familia humilde. En su infancia quedó huérfana y fue recibida en el colegio de Santa Susana en Madrid, con las Hermanas de la Caridad del Sagrado Corazón de Jesús. En 1910 emitió sus votos perpetuos. Ejerció funciones pedagógicas; participó en el apostolado del plantel y se desempeñó como superiora local, ecónoma, consejera y secretaria. Destacó por su sencillez y alegría. Antes de su muerte, estaba encargada del cuidado de la madre Rita Dolores. El 20 de julio de 1936 el Instituto fue asaltado y tiroteado; las dos religiosas se refugiaron en la capilla lugar a donde llegaron los militares, las retiraron del claustro y las llevaron -fingiendo ayudarlas- a casa de una familia. Al mediodía las encerraron en un furgón y a las tres de la tarde las fusilaron en la carretera de Barajas. Fueron beatificadas en 1998 por san Juan Pablo II (1978-2005; 22 de octubre).

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