JUEVES 20

Blanco Memoria de San Bernardo, abad y doctor de la Iglesia MR, p. 814 (804) / Lecc. II, p. 710

Otros santos: María de Mattías, virgen y fundadora. Beato Georg (Jorge) Hafner, presbítero y mártir.

SANTA MARÍA DE MATTÍAS, del hebreo Miryam, cuyo significado y etimología son discutidos; quizá -según diversos Padres de la Iglesia- "señora", "soberana" (1805-1866). Virgen fundadora. Oriunda de Vallecorsa, Italia. Desde pequeña mostró gran disposición para la oración y devoción y amor por la Virgen María. En su niñez y adolescencia procuró la compañía de otras personas que le enriquecieran con sus experiencias de vida; así, fue gestándose la idea que para modificar a la sociedad es necesario llegar hasta su corazón y mostrarle cuán grande es el amor y la misericordia divinas. En 1822, al arribar a su pueblo san Gaspar del Búfalo (28 de diciembre), la joven se vio impactada por los conceptos vertidos por el predicador y definió su vocación: transformar el alma de la humanidad. Después de madurar esta idea decidió fundar la Congregación de las Religiosas Adoratrices de la Sangre de Cristo (1834), cuyo carisma inicial sería educar a niñas y promover la catequización entre las madres de éstas y la población femenina, con el fin de que vivieran según el Evangelio. Aunque en un principio la obra se enfocaba únicamente en las mujeres, al pasar el tiempo varios varones acudían a las pláticas que organizaba María quien, pese a ser introvertida, encontraba tal motivación en su misión que se convirtió en acreditada predicadora. María pronto se convirtió en afamada predicadora. Su Instituto encontró eco y logró fundar más de 50 casas de religiosas en pueblos pequeños y poco atendidos de Italia, Alemania e Inglaterra. A solicitud del pontífice Pío IX se trasladó a Roma con el fin de dirigir el Hospicio de San Luís y una escuela en Civitavecchia, lugar donde falleció. Fue canonizada por san Juan Pablo II (1978-2005; 22 de octubre), el 18 de mayo de 2003, el Santo Padre en la Homilía expresó: "El misterio de la cruz conquistó interiormente a María de Mattias, que puso el instituto de las Religiosas Adoratrices de la Sangre de Cristo 'bajo el estandarte de la Sangre divina'. En ella el amor a Jesús crucificado se tradujo en celo por las almas y en una entrega humilde a los hermanos, al 'querido prójimo'''.

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