MIÉRCOLES 2

Morado De Feria, miércoles de la semana I de Adviento MR, p. 131 (148) / Lecc. I, p. 363/ LH, 1a. Semana.

Otros santos: Bibiana de Roma, virgen y mártir. Beatos: María Ángela Astorch, religiosa y abadesa de la Orden de Santa Clara; Juan (Iván) Slezyuk, presbítero, obispo y mártir.

BEATA MARIA ÁNGELA ASTORCH, del hebreo Miryam, cuyo significado y etimología son discutidos; quizá -según diversos Padres de la Iglesia- "señora", "soberana" y del latín eclesiástico, "mensajero" (1592-1665). Religiosa. Nació en Barcelona, España, en el seno de una familia de vastos recursos económicos y bautizada con el nombre de Jerónima María Inés. Su madre murió cuando aún no cumplía el año. Recibió educación -en lo espiritual y académico- acorde a su posición social. Desde niña se interesó por aprender latín, leer textos litúrgicos y a los Santos Padres de la Iglesia. En 1603 ingresó en el convento barcelonés de las clarisas y emitió sus votos en 1609, adoptando el nombre de María Ángela. En 1713, por su extensa cultura y preparación, se le confió servir como maestra de novicias en el convento de Zaragoza, donde se le llamó "la Maestrita"; posteriormente fue abadesa de éste. Bajo su gestión se fundó el claustro de Murcia, en el cual desempeñó las mismas tareas. En sus escritos consigna: "Sentí que el Señor me decía en el íntimo del alma: «Muéstrate en todo dechado de buenas obras». Con esto quedé enseñada sobre mi obligación de servir de ejemplar a las hermanas y de aventajarme en más perfección. Mi norma es sufrir y callar, y llevar el peso que las cosas de gobierno traen consigo, como sierva de la casa del Señor. Me juzgo indigna de estar entre las siervas del Señor". En vida estuvo laureada con los dones de contemplación y misticismo. En los conventos de Zaragoza, Barcelona y Murcia, fue ejemplo de caridad, estudio, humildad, oración y servicio, para sus hijas espirituales y la feligresía. Escribió su auto biografía titulada Discurso de mi vida. Fue al encuentro con el Padre desde el convento de Murcia. Fue beatificada en 1982 por san Juan Pablo II (1978-2005; 22 de octubre), quien por su alto grado de meditación de la Liturgia de las Horas la llamó "la Mística del Breviario".

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