Santa Misa del día: Lunes 4 de Agosto de 2025
Lunes – SAN JUAN MARÍA VIANNEY, presbítero
Memoria – Blanco
Más conocido como "el Cura de Ars", es modelo de pastor de almas, entregado de lleno al anuncio de la palabra de Dios, al ministerio de la reconciliación, a la penitencia y a la oración. En ciertas horas se percibía en su rostro un amor que lo transformaba: aquel fuego procedía de la Eucaristía, que celebraba fervorosamente y adoraba con toda su fe (1786-1859).
MONICIÓN
Que la muerte de los buenos no nos desanime
La muerte de un ser querido, ya sea un familiar o un amigo, inevitablemente nos afecta. Sin embargo, esta experiencia no tendría por qué ser únicamente portadora de tristeza o sufrimiento. También —como ocurre en muchas culturas— puede ayudarnos a retomar compromisos inspirados en las enseñanzas y vivencias de quien ha partido.
Esto mismo le sucedió a Jesús. Al enterarse de la muerte de Juan el Bautista, alguien a quien admiraba profundamente, sintió la necesidad de retirarse —según narra el evangelista Mateo— “a un lugar apartado y solitario”. Mateo no da más detalles, pero podemos intuir que la noticia representó un golpe duro para Jesús, posiblemente le causó una profunda tristeza e incluso lo llevó a replantearse algunos aspectos de su misión.
Sin embargo, la reacción de Jesús no se hace esperar: no abandona su camino ni permite que la tristeza lo paralice. Al ver a la multitud, se compadece de ella y cura a sus enfermos. A pesar de la muerte de Juan, continúa sembrando conciencia en el pueblo sobre la necesidad de la solidaridad, como principal forma de resistir ante tiranos como Herodes, asesino del Bautista.
¿Qué podemos hacer para que la muerte, ya sea natural o violenta, de personas buenas no nos desanime demasiado, sino que reavive en nosotros el compromiso por una sociedad y una Iglesia mejores?
ANTÍFONA DE ENTRADA Cf. Lc 4, 18
El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para llevar a los pobres la buena nueva y sanar a los de corazón contrito.
ORACIÓN COLECTA
Dios omnipotente y misericordioso, que hiciste admirable a san Juan María Vianney, presbítero, por su celo pastoral, concédenos que, a ejemplo suyo y por su intercesión, ganemos para Cristo, con la caridad, a los hermanos y con ellos podamos alcanzar la gloria eterna. Por nuestro Señor Jesucristo...
PRIMERA LECTURA
Yo solo no puedo cargar con todo este pueblo.
Del libro de los Números: 11, 4-15
En aquellos días, los israelitas se quejaban diciendo: “¡Quién nos diera carne para comer! ¡Cómo nos acordamos del pescado que comíamos gratis en Egipto, y de los pepinos y melones, de los puerros, cebollas y ajos! Pero de tanto ver el maná, ya ni ganas tenemos de comer”.
El maná era como la semilla del cilantro y su aspecto como el de la resina aromática. El pueblo se dispersaba para recogerlo, lo molían en el molino o lo machacaban en el mortero; luego lo cocían en una olla y hacían con él una especie de pan, que sabía como el pan de aceite. Por la noche, cuando caía el rocío sobre el campamento, caía también el maná.
Moisés oyó cómo se quejaba el pueblo, cada una de las familias, a la entrada de su tienda. Eso provocó la ira del Señor, y Moisés, también muy disgustado, le dijo al Señor: “¿Por qué tratas tan mal a tu siervo? ¿En qué te he desagradado para que tenga que cargar con todo este pueblo? ¿Acaso yo lo he concebido o lo he dado a luz, para que me digas: ‘Toma en brazos a este pueblo, como una nodriza a la criatura, y llévalo a la tierra que juré darles a sus padres’? ¿De dónde voy a sacar yo carne para repartírsela a toda la gente, que me dice llorando: ‘Queremos comer carne’? Yo solo no puedo cargar con todo este pueblo, pues es demasiado pesado para mí. Si me vas a tratar así, por favor, quítame la vida y no tendré que pasar tantas penas”.
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 80
R. Aclamemos a Dios, nuestra fortaleza.
Israel no oyó mi voz, dice el Señor,
y mi pueblo no quiso obedecerme.
Los entregué, por eso, a sus caprichos
y los dejé vivir como quisiesen.
R. Aclamemos a Dios, nuestra fortaleza.
¡Ojalá que mi pueblo me escuchara
y cumpliera Israel con mis mandatos!
Yo, al punto, humillaría a sus enemigos
y sentirían mi mano sus contrarios.
R. Aclamemos a Dios, nuestra fortaleza.
Los que aborrecen al Señor tratarían de adularme,
pero su suerte quedaría fijada.
En cambio, Israel comería de lo mejor del trigo
y yo lo saciaría con miel silvestre.
R. Aclamemos a Dios, nuestra fortaleza.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cf. Mt 4, 4
R. Aleluya, aleluya.
No sólo de pan vive el hombre, sino también de toda palabra que sale de la boca de Dios.
R. Aleluya.
EVANGELIO
Mirando al cielo, pronunció una bendición y les dio los panes a los discípulos para que los distribuyeran a la gente.
Del santo Evangelio según san Mateo: 14, 13-21
En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan el Bautista, subió a una barca y se dirigió a un lugar apartado y solitario. Al saberlo la gente, lo siguió por tierra desde los pueblos. Cuando Jesús desembarcó, vio aquella muchedumbre, se compadeció de ella y curó a los enfermos.
Como ya se hacía tarde, se acercaron sus discípulos a decirle: “Estamos en despoblado y empieza a oscurecer. Despide a la gente para que vayan a los caseríos y compren algo de comer”. Pero Jesús les replicó: “No hace falta que vayan. Denles ustedes de comer”. Ellos le contestaron: “No tenemos aquí más que cinco panes y dos pescados”. Él les dijo: “Tráiganmelos”.
Luego mandó que la gente se sentara sobre el pasto. Tomó los cinco panes y los dos pescados, y mirando al cielo, pronunció una bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos para que los distribuyeran a la gente. Todos comieron hasta saciarse y con los pedazos que habían sobrado, se llenaron doce canastos. Los que comieron eran unos cinco mil hombres, sin contar a las mujeres y a los niños.
Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Dios todopoderoso, suplicamos humildemente a tu majestad que, así como los dones ofrecidos en honor de san Juan María Vianney manifiestan la gloria del poder divino, de la misma manera nos alcancen el fruto de tu salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Mt 28, 20
Yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo, dice el Señor.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Te rogamos, Señor, que los sacramentos recibidos nos preparen para los gozos eternos, que ya mereció san Juan María Vianney por administrarlos con fidelidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Fuente: misalcatolico.com
Categoria: Misa por Año / Misal Catolico 2025 / Misal Catolico de agosto 2025
Misal de Hoy Publicado: 2025-07-30T21:01:26Z | Modificado: 2025-07-30T21:01:26Z