Misal Católico

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Santa Misa del día: Martes 29 de Agosto de 2017

Martirio de San Juan Bautista

Rojo Memoria

MR, p. 783 (812) / Lecc. II, pp. 725 y 1113

Otros santos: María de la Cruz (Juana Jugan), fundadora. Beato Flaviano Miguel Melki, mártir.

El martirio de Juan Bautista, decapitado por Herodes Antipas, pone de manifiesto la grandeza del alma del precursor y la plenitud de su respuesta al llamamiento de Dios. Tanto en su muerte como en su predicación, dio testimonio de la verdad y, conforme a lo que Jesús dijo de él: "Fue una antorcha que arde y que ilumina".

UNA AUTORIDAD INDISCUTIDA

1 Tes 2, 1-8; Mc 6, 17-29

San Pablo defendió, ante seguidores y críticos, su peculiar manera de realizar su misión evangelizadora. Decidió responder generosamente a su vocación apostólica, animado por el entusiasmo de haber descubierto el amor de Dios, a través de su encuentro fundamental con Jesús resucitado. No tenía segundas intenciones ni escondía intereses mezquinos. Al contrario, servía con afecto y calidez a cada uno de los discípulos de la Iglesia de Tesalónica. De la misma manera que Pablo, Juan Bautista vivió muy pendiente de descubrir la voluntad del Padre, por eso mismo se confrontó con Herodes Antipas, denunciando las violaciones a la ley de Moisés. Ni la brutalidad ni la conducta sanguinaria de los monarcas herodianos lo atemorizó. Se mantuvo fiel a su misión profética, sellando con su propia muerte, su vocación de profeta congruente.

ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 118, 46-47

Sin temor alguno he expuesto tu ley ante los reyes y he repetido tus preceptos porque en verdad los amo.

ORACIÓN COLECTA

Dios nuestro, tú que quisiste que san Juan Bautista fuera el Precursor del nacimiento y de la muerte de tu Hijo, concédenos que, así como él dio la vida como testigo de la verdad y la justicia, también nosotros luchemos con valentía en la afirmación de tu verdad. Por nuestro Señor Jesucristo...

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

Queríamos entregarles, no sólo el Evangelio de Dios, sino también nuestra propia vida.

De la primera carta del apóstol san Pablo a los tesalonicenses: 2, 1-8

Hermanos: Bien saben que nuestra estancia entre ustedes no fue inútil, pues a pesar de los sufrimientos e injurias que padecimos en Filipos y que ya conocen, tuvimos el valor, apoyados en nuestro Dios, de predicarles su evangelio en medio de una fuerte oposición.
Es que nuestra predicación no nace del error ni de intereses mezquinos ni del deseo de engañarlos, sino que predicamos el evangelio de acuerdo con el encargo que
Dios, considerándonos aptos, nos ha hecho, y no para agradar a los hombres, sino a Dios, que es el que conoce nuestros corazones.
Nunca nos hemos presentado, bien lo saben ustedes y Dios es testigo de ello, con palabras aduladoras ni con disimulada codicia, ni hemos buscado las alabanzas de ustedes ni las de nadie. Aunque hubiéramos podido imponerles nuestra autoridad, como apóstoles de Cristo, sin embargo los tratamos con la misma ternura con la que una madre estrecha en su regazo a sus pequeños. Tan grande es nuestro afecto por ustedes, que hubiéramos querido entregarles no solamente el evangelio de Dios, sino también nuestra propia vida, porque han llegado ustedes a sernos sumamente queridos. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.


SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 138,1-2.4-6

R/. Condúceme, Señor, por tu camino.

Tú me conoces, Señor, profundamente: tú conoces cuándo me siento y me levanto, desde lejos sabes mis pensamientos, tú observas mi camino y mi descanso, todas mis sendas te son familiares. R/.
Apenas la palabra está en mi boca, y ya, Señor, te la sabes completa. Me envuelves por todas partes y tienes puesta sobre mí tu mano. Ésta es una ciencia misteriosa para mí, tan sublime, que no la alcanzo. R/.

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Mc 5, 10
R/. Aleluya, aleluya.

Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos, dice el Señor. R/.

EVANGELIO

Quiero que me des ahora mismo, en una charola, la cabeza de Juan el Bautista.

Del santo Evangelio según san Marcos: 6, 17-29

En aquel tiempo, Herodes había mandado apresar a Juan el Bautista y lo había metido y encadenado en la cárcel. Herodes se había casado con Herodías, esposa de su hermano Filipo, y Juan le decía: "No te está permitido tener por mujer a la esposa de tu hermano". Por eso Herodes lo mandó encarcelar.
Herodías sentía por ello gran rencor contra Juan y quería quitarle la vida, pero no sabía cómo, porque Herodes miraba con respeto a Juan, pues sabía que era un hombre recto y santo, y lo tenía custodiado. Cuando lo oía hablar, quedaba desconcertado, pero le gustaba escucharlo.
La ocasión llegó cuando Herodes dio un banquete a su corte, a sus oficiales y a la gente principal de Galilea, con motivo de su cumpleaños. La hija de Herodías bailó durante la fiesta y su baile les gustó mucho a Herodes y a sus invitados. El rey le dijo entonces a la joven: "Pídeme lo que quieras y yo te lo daré". Y le juró varias veces: "Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino".
Ella fue a preguntarle a su madre: "¿Qué le pido?" Su madre le contestó: "La cabeza de Juan el Bautista". Volvió ella inmediatamente junto al rey y le dijo: "Quiero que me des ahora mismo, en una charola, la cabeza de Juan el Bautista".
El rey se puso muy triste, pero debido a su juramento y a los convidados, no quiso desairar a la joven, y enseguida mandó a un verdugo que trajera la cabeza de Juan. El verdugo fue, lo decapitó en la cárcel, trajo la cabeza en una charola, se la entregó a la joven y ella se la entregó a su madre.
Al enterarse de esto, los discípulos de Juan fueron a recoger el cadáver y lo sepultaron.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Por estos dones que te presentamos, concédenos, Señor, seguir rectamente tus caminos, como enseñó san Juan Bautista, la voz que dama en el desierto, y confirmó valerosamente derramando su sangre. Por Jesucristo, nuestro Señor.

PREFACIO

La misión del Precursor.

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque en la persona de su Precursor, Juan el Bautista, alabamos tu magnificencia, ya que lo consagraste con el más grande honor entre todos los nacidos de mujer.
Al que fuera, en su nacimiento, ocasión de gran júbilo, y aun antes de nacer saltara de gozo ante la llegada de la salvación humana, le fue dado, sólo a él entre todos los profetas, presentar al Cordero que quita el pecado del mundo.
Yen favor de quienes habrían de ser santificados, lavó en agua viva al mismo autor del bautismo, y mereció ofrecerle el supremo testimonio de su sangre.
Por eso, unidos a los ángeles, te alabamos continuamente en la tierra, proclamando tu grandeza sin cesar: Santo, Santo, Santo...

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Jn 3, 27. 30

Refiriéndose a Jesús, Juan Bautista decía a sus discípulos: Es necesario que él crezca y que yo venga a menos.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Al celebrar el martirio de san Juan Bautista, concédenos, Señor, venerar el misterio de los sacramentos de salvación que hemos recibido y alegrarnos por sus frutos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Fuente: misalcatolico.com


Categoria: Misa por Año / Misal Catolico 2017 / Misal Catolico de agosto 2017

Misal de Hoy Publicado: 2021-09-15T18:20:29Z | Modificado: 2021-09-15T18:20:29Z