Santa Misa del día: Lunes 27 de Noviembre de 2017
Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa.
Verde Feria o Misa "Para pedir la gracia de una buena muerte" MR, p. 1104 (1151) / Lecc. II, p. 1035
Otros santos: San Virgilio de Salzburgo, obispo. Beato Ramón Lull, mártir.
UNA CONFIANZA A TODA PRUEBA
Dn I, 1-6. 8-20; Lc 21, 1-4
El capítulo primero del libro de Daniel responde a una interrogante sencilla, cómo vivir respetando a Dios cuando se habita en una cultura diferente. Daniel, Ananías, Azarías y Misael están al servicio del rey Nabucodonosor, han sido conducidos a la corte sin su consentimiento. Están entre "la espada y la pared", no pueden resistir, pero tampoco pueden apartarse de sus prácticas y creencias judías. Se ponen en las manos de Dios, que los auxilia y superan la prueba. En otra circunstancia menos riesgosa y más normal, encontramos a una viuda que ingresa al templo y se despoja de cuanto tiene. Quienes acostumbran anotar hasta el último peso de sus gastos, encontrarán inexplicable su proceder. ¿Cómo se atrevió a quedarse sin nada, echando en una alcancía todo cuanto tenía? Además, Dios no tiene necesidad de nada, ¿por qué se puso en peligro innecesariamente, dando sus últimos recursos como limosna? Desde la lógica de la administración parece algo insensato; desde la lógica de la confianza y el amor de Dios es un acto de abandono y confianza radical.
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 22, 4
Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú estás conmigo, Señor y Dios mío, tu vara y tu cayado me dan seguridad.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que nos creaste a tu imagen y quisiste que tu Hijo padeciera la muerte por nosotros, concédenos permanecer siempre vigilantes en la oración, para que merezcamos salir de este mundo sin mancha de pecado y descansar llenos de gozo en el seno de tu misericordia. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
No hubo ninguno como Daniel, Ananías, Misael y Azarías.
Del libro del profeta Daniel: 1, 1-6. 8-20
El año tercero del reinado de Joaquín, rey de Judá, vino a Jerusalén Nabucodonosor, rey de Babilonia, y la sitió. El Señor entregó en sus manos a Joaquín, rey de Judá, así como parte de los objetos del templo, que él se llevó al país de Senaar y los guardó en el tesoro de sus dioses.
El rey mandó a Aspenaz, jefe de sus oficiales, que seleccionara de entre los israelitas de sangre real y de la nobleza, algunos jóvenes, sin defectos físicos, de buena apariencia, sobrios, cultos e inteligentes y aptos para servir en la corte del rey, con el fin de enseñarles la lengua y la literatura de los caldeos.
El rey les asignó una ración diaria de alimentos y de vino de su propia mesa. Deberían ser educados durante tres años y después entrarían al servicio del rey. Entre ellos se encontraban Daniel, Ananías, Misael y Azarías, que eran de la tribu de Judá.
Daniel hizo el propósito de no contaminarse compartiendo los alimentos y el vino de la mesa del rey, y le suplicó al jefe de los oficiales que no lo obligara a contaminarse. Dios le concedió a Daniel hallar favor y gracia ante el jefe de los oficiales. Sin embargo, éste le dijo a Daniel: "Le tengo miedo al rey, mi señor, porque él les ha asignado a ustedes su comida y su bebida, y si llega a verlos más delgados que a los demás, estará en peligro mi vida".
Daniel le dijo entonces a Malasar, a quien el jefe de los oficiales había confiado el cuidado de Daniel, Ananías, Misael y Azarías: "Por favor, haz la prueba con tus siervos durante diez días; que nos den de comer legumbres, y de beber, agua; entonces podrás comparar nuestro aspecto con el de los jóvenes que comen de la mesa del rey y podrás tratarnos según el resultado".
Aceptó él la propuesta e hizo la prueba durante diez días. Al cabo de ellos, los jóvenes judíos tenían mejor aspecto y estaban más robustos que todos los que comían de la mesa del rey. Desde entonces Malasar les suprimió la ración de comida y de vino, y les dio sólo legumbres.
A estos cuatro jóvenes les concedió Dios sabiduría e inteligencia en toda clase de ciencia. A Daniel, además, el don de interpretar visiones y sueños.
Al cabo del tiempo establecido, el jefe de los oficiales llevó a todos los jóvenes ante Nabucodonosor y se los presentó. El rey conversó con ellos y entre todos no encontró a nadie como Daniel, Ananías, Misael y Azarías. Quedaron entonces al servicio del rey. Y en todas las cosas de sabiduría, inteligencia y experiencia que el rey les propuso, los encontró diez veces superiores a todos los magos y adivinos de su reino. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Daniel 3, 52. 53. 54. 55. 56.
R/. Bendito seas, para siempre, Señor.
Bendito seas, Señor, Dios de nuestros padres. Que tu nombre santo y glorioso sea bendito. R/.
Bendito seas en el templo santo y glorioso. Que en el trono de tu reino seas bendito. R/.
Bendito eres tú, Señor, que penetras con tu mirada los abismos y te sientas en un trono rodeado de querubines. Bendito seas, Señor, en la bóveda del cielo. R/.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Mt 24, 42. 44
R/. Aleluya, aleluya.
Estén preparados, porque no saben a qué hora va a venir el Hijo del hombre. R/.
EVANGELIO
Vio a una viuda pobre que echaba dos moneditas.
Del santo Evangelio según san Lucas: 21, 1-4
En aquel tiempo, levantando los ojos, Jesús vio a unos ricos que echaban sus donativos en las alcancías del templo. Vio también a una viuda pobre, que echaba allí dos moneditas, y dijo: "Yo les aseguro que esa pobre viuda ha dado más que todos. Porque éstos dan a Dios de lo que les sobra; pero ella, en su pobreza, ha dado todo lo que tenía para vivir". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Así como venciste nuestra muerte, Señor, con la muerte de tu Unigénito, así también concédenos, por la eficacia de este sacramento, que, obedeciendo a tu voluntad hasta la muerte, salgamos de este mundo llenos de paz y de confianza, hechos partícipes de su gloriosa resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Rm 14, 7-8
Ninguno de nosotros vive para sí mismo, ni muere para sí mismo. Si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Por lo tanto, ya sea que estemos vivos o que hayamos muerto, somos del Señor.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Habiendo recibido por estos misterios la prenda de la inmortalidad, te pedimos, Señor, que el auxilio de tu amor nos ayude en el momento de nuestra muerte, y que, venciendo las tentaciones del enemigo, seamos acogidos en el seno de tu eterna gloria. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Fuente: misalcatolico.com
Categoria: Misa por Año / Misal Catolico 2017 / Misal Catolico de noviembre 2017
Misal de Hoy Publicado: 2021-09-15T18:20:28Z | Modificado: 2021-09-15T18:20:28Z