Misal Católico

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Santa Misa del día: Sábado 25 de Enero de 2025

Que Dios te conceda su sabiduría

Color: Blanco - Fiesta de la Conversión de san Pablo, apóstol


Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos

Oración día 8

¡Oh Señor, apresura la venida de tu día grande y glorioso!
En nuestra oscuridad, muchos hombres y mujeres ya no se atreven a esperar. Protege la llama de la fe en los corazones de los débiles y de los que sufren. Que la Iglesia sea un fiel heraldo de la victoria de Cristo, tu Hijo, sobre la muerte y un faro de espera para su regreso en la gloria. Él es el Viviente, contigo y con el Espíritu Santo ahora y por los siglos de los siglos.

Amén.

Antífona de Entrada

Yo sé bien en quién tengo puesta toda mi confianza y estoy convencido de que él es poderoso; el Señor, justo juez, me dará la recompensa el día de su venida.

Se dice Gloria.

Oración Colecta

Oremos:

Dios nuestro, que adoctrinaste al mundo entero con la predicación del apóstol san Pablo, concédenos que, caminando hacia ti siguiendo el ejemplo de aquel cuya conversión hoy celebramos, seamos testigos de tu verdad en el mundo.
Por nuestro Señor Jesucristo...

Amén.

Primera Lectura

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles (22, 3-16)

En aquellos días, Pablo dijo al pueblo: “Yo soy judío, nací en Tarso de Cilicia, pero me crié aquí, en Jerusalén; fui alumno de Gamaliel y aprendí a observar en todo su rigor la ley de nuestros padres y estaba tan lleno de fervor religioso, como lo están ustedes ahora.

Perseguí a muerte a la religión cristiana, encadenando y metiendo en la cárcel a hombres y mujeres, como pueden atestiguarlo el sumo sacerdote y todo el consejo de los ancianos. Ellos me dieron cartas para los hermanos de Damasco y me dirigí hacia allá en busca de creyentes para traerlos presos a Jerusalén y castigarlos.

Pero en el camino, cerca ya de Damasco, a eso del mediodía, de repente me envolvió una gran luz venida del cielo; caí por tierra y oí una voz que me decía: ‘Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?’ Yo le respondí: ‘Señor, ¿quién eres tú?’ El me contestó: ‘Yo soy Jesús de Nazaret, a quien tú persigues’. Los que me acompañaban vieron la luz, pero no oyeron la voz del que me hablaba. Entonces yo le dije: ‘¿Qué debo hacer, Señor?’ El Señor me respondió: ‘Levántate y vete a Damasco; allá te dirán todo lo que tienes que hacer’. Como yo no podía ver, cegado por el resplandor de aquella luz, mis compañeros me llevaron de la mano hasta Damasco.

Allí, un hombre llamado Ananías, varón piadoso y observante de la ley, muy respetado por todos los judíos que vivían en Damasco, fue a verme, se me acercó y me dijo: ‘Saulo, hermano, recobra la vista’. Inmediatamente recobré la vista y pude verlo. El me dijo: ‘El Dios de nuestros padres te ha elegido para que conocieras su voluntad, vieras al Justo y escucharas sus palabras, porque deberás atestiguar ante todos los hombres lo que has visto y oído. Y ahora, ¿qué esperas? Levántate, recibe el bautismo, reconoce que Jesús es el Señor y queda limpio de tus pecados’ ”.
Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor

Salmo Responsorial Salmo 116

Vayan por todo el mundo

y prediquen el Evangelio.

Que alaben al Señor todas las naciones, que lo aclamen todos los pueblos.

Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio.

Porque grande es su amor hacia nosotros y su fidelidad dura por siempre.

Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.

Yo los he elegido del mundo, dice el Señor, para que vayan y den fruto y su fruto permanezca.

Aleluya.

† Lectura del santo Evangelio según san Marcos (16, 15-18)

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: “Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda creatura. El que crea y se bautice, se salvará; el que se resista a creer, será condenado. Estos son los milagros que acompañarán a los que hayan creído: arrojarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos, y si beben un veneno mortal, no les hará daño; impondrán las manos a los enfermos y éstos quedarán sanos”.
Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

No se dice Credo.

Oración de los fieles

Celebrante:

Hermanos, oremos a Dios, que transformó el corazón de san Pablo y lo hizo testigo y maestro de gentiles,

y digamos:

Danos tu luz y tu verdad.

Por la Iglesia del Tercer Milenio cristiano: para que el celo apostólico que mantuvo a Pablo en el anuncio entusiasta del Evangelio se avive en ella y en cada uno de los cristianos. Oremos al Señor.

Danos tu luz y tu verdad.

Por los que buscan al Señor por caminos de verdad o por caminos equivocados: para que Él les conceda la luz y la sabiduría. Oremos al Señor.

Danos tu luz y tu verdad.

Por los que persiguen a Jesucristo en sus discípulos: para que Él mismo les salga al encuentro, convierta sus corazones y los transforme en testigos de su mensaje. Oremos al Señor.

Danos tu luz y tu verdad.

Por los cristianos: para que Jesucristo, que fascinó a Pablo y transformó su vida, atraiga con su amor a muchos jóvenes y los envíe a anunciar el Evangelio. Oremos al Señor.

Danos tu luz y tu verdad.

Por los que no tienen trabajo, los que huyen de sus países, los que son perseguidos, los que viven sin esperanzas: para que experimenten la fortaleza del Espíritu Santo y descubran a Jesús presente en sus vidas. Oremos al Señor.

Danos tu luz y tu verdad.

Por los que celebramos nuestra fe en esta Eucaristía: para que seamos, como San Pablo, instrumentos del Evangelio y demos a conocer a Jesucristo con nuestras vidas. Oremos al Señor.

Danos tu luz y tu verdad.

Celebrante:

Recibe, Padre, las oraciones que en la fiesta de tu apóstol san Pablo te presentamos y haz que como él seamos testigos fieles de tu amor.
Por Jesucristo nuestro Señor.

Amén.

Oración sobre las Ofrendas

Al celebrar estos divinos misterios, te suplicamos, Señor, que el Espíritu Santo derrame sobre nosotros la luz de la fe que iluminó al apóstol san Pablo para propagar tu gloria sin descanso.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén.

Prefacio de los Apóstoles I

Los apóstoles, pastores del pueblo de Dios

El Señor esté con ustedes.

Y con tu espíritu.

Levantemos el corazón.

Lo tenemos levantado hacia el Señor.

Demos gracias al Señor, nuestro Dios.

Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Porque tú, Pastor eterno, no abandonas a tu rebaño, sino que por medio de los santos Apóstoles, lo cuidas y lo proteges siempre, para que sea gobernado por aquellos mismos pastores que le diste como vicarios de tu Hijo.

Por eso, con los ángeles y los arcángeles, con los tronos y dominaciones y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria: Santo, Santo, Santo...

Antífona de la Comunión

Vivo de la fe en el Hijo de Dios, que me amó y se entregó a la muerte por mí.

Oración después de la Comunión

Oremos:

Señor, Dios nuestro, los sacramentos que hemos recibido fortalezcan en nosotros el fuego de la caridad que encendió con ímpetu al apóstol san Pablo, para tomar sobre sí el cuidado de todas las Iglesias.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén.

Fuente: misalcatolico.com


Categoria: Misa por Año / Misal Catolico 2025 / Misal Catolico de enero 2025

Misal de Hoy Publicado: 2025-01-03T17:32:10Z | Modificado: 2025-01-03T17:32:10Z