Santa Misa del día: Domingo 23 de Febrero de 2025
23 de febrero VII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Verde
Razones para amar al enemigo o para abrirnos al amor de quienes nos consideran sus enemigos
El amor a nuestros enemigos o de ellos hacia nosotros es una tarea tanto urgente como difícil, pero definitivamente aporta esperanza porque nos ayuda a superar la espiral de la violencia y a construir comunidades en permanente reconciliación. Para animarnos a realizar esta noble y apremiante labor podemos releer el pasaje de Lucas, intentando descubrir las tres razones que Jesús ofrece: en primera, pide que quienes pretendan ser sus discípulos sean capaces de responder al mal con bien, de hablar bien ante Dios de los que hablan mal de nosotros, de bendecir al que nos maldice, de no atender a la agresividad con más intimidación (presentar la otra mejilla); dichas actitudes rompen la espiral de la violencia y abren caminos para la reconciliación. Como segunda razón, Jesús pide a sus seguidores que se guíen por lo extraordinario, es decir, para amar a los enemigos o para que quienes nos consideran como tal nos bendigan con su amor, es necesario superar la ley de la reciprocidad e ir más allá del propio círculo de relaciones, hay que hacer lo extraordinario. Porque la comunidad de seguidores de Jesús tiene la responsabilidad de ejecutar y testimoniar comportamientos extraordinarios, con ello aludo a los que transforman la realidad desde la raíz. Por tercera y última razón, vale el esfuerzo amar a los enemigos porque el cristiano cree que aunque el enemigo no corresponda ese amor, Dios no es indiferente a ello, por el contrario, al ser Padre de todos nos otorga la gracia de inundarnos de lo más divino que hay: la gratuidad y la compasión.
¿Qué debemos hacer para amar a nuestros enemigos? ¿Cómo podemos abrirnos al amor de quienes nos consideran sus enemigos?
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 12, 6
Confío, Señor, en tu misericordia. Se alegra mi corazón con tu auxilio; cantaré al Señor por el bien que me ha hecho.
Se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Concédenos, Dios todopoderoso, que la constante meditación de tus misterios nos impulse a decir y hacer siempre lo que sea de tu agrado. Por nuestro Señor Jesucristo…
MONICIÓN
Hoy, en el evangelio, Jesús nos hablará del amor a los enemigos. Es decir, no buscar la venganza ni desear la desgracia de aquellos que nos han hecho daño, sino favorecer la reconciliación y pedir por la conversión de quienes hacen el mal. Escuchemos ahora, en la primera lectura, un ejemplo de esa actitud.
PRIMERA LECTURA
David no quiso atentar contra el ungido del Señor.
Del primer libro de Samuel: 26, 2. 7-9. 12-13. 22-23
En aquellos días, Saúl se puso en camino con tres mil soldados israelitas, bajó al desierto de Zif en persecución de David y acampó en Jakilá.
David y Abisay fueron de noche al campamento enemigo y encontraron a Saúl durmiendo entre los carros; su lanza estaba clavada en tierra, junto a su cabecera, y en torno a él dormían Abner y su ejército. Abisay dijo entonces a David: “Dios te está poniendo al enemigo al alcance de tu mano. Deja que lo clave ahora en tierra con un solo golpe de su misma lanza. No hará falta repetirlo”. Pero David replicó: “No lo mates. ¿Quién puede atentar contra el ungido del Señor y quedar sin pecado?”.
Entonces cogió David la lanza y el jarro de agua de la cabecera de Saúl y se marchó con Abisay. Nadie los vio, nadie se enteró y nadie despertó; todos siguieron durmiendo, porque el Señor les había enviado un sueño profundo.
David cruzó de nuevo el valle y se detuvo en lo alto del monte, a gran distancia del campamento de Saúl. Desde ahí gritó: “Rey Saúl, aquí está tu lanza, manda a alguno de tus criados a recogerla. El Señor le dará a cada uno según su justicia y su lealtad, pues él te puso hoy en mis manos, pero yo no quise atentar contra el ungido del Señor”.
Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL Del salmo 102
R. El Señor es compasivo y misericordioso.
Bendice al Señor, alma mía, que todo mi ser bendiga su santo nombre. Bendice al Señor, alma mía, y no te olvides de sus beneficios. R.
El Señor perdona tus pecados y cura tus enfermedades; él rescata tu vida del sepulcro y te colma de amor y de ternura. R.
El Señor es compasivo y misericordioso, lento para enojarse y generoso para perdonar. No nos trata como merecen nuestras culpas, ni nos paga según nuestros pecados. R.
Como dista el oriente del ocaso, así aleja de nosotros nuestros delitos; como un padre es compasivo con sus hijos, así es compasivo el Señor con quien lo ama. R.
MONICIÓN
San Pablo prosigue su reflexión sobre como, gracias a la resurrección de Jesucristo, todo ha cambiado. Ahora, nosotros, unidos a él, hemos entrado en su misma vida y somos hombres nuevos.
SEGUNDA LECTURA
Fuimos semejantes al hombre terreno y seremos semejantes al hombre celestial.
De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios: 15, 45-49
Hermanos: La Escritura dice que el primer hombre, Adán, fue un ser que tuvo vida; el último Adán es espíritu que da la vida. Sin embargo, no existe primero lo vivificado por el Espíritu, sino lo puramente humano; lo vivificado por el Espíritu viene después.
El primer hombre, hecho de tierra, es terreno; el segundo viene del cielo. Como fue el hombre terreno, así son los hombres terrenos; como es el hombre celestial, así serán los celestiales. Y del mismo modo que fuimos semejantes al hombre terreno, seremos también semejantes al hombre celestial.
Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Jn 13, 34
R. Aleluya, aleluya.
Les doy un mandamiento nuevo, dice el Señor, que se amen los unos a los otros, como yo los he amado. R.
MONICIÓN
Hoy san Lucas nos presenta un fragmento del conocido sermón del monte, con el cual Jesús comienza su predicación; en él nos enseña criterios muy diferentes de los del mundo –que ignora la voluntad de Dios–, invitándonos a amar y a perdonar, para ser “hijos del Altísimo”.
EVANGELIO
Sean misericordiosos, como su Padre es misericordioso.
Del santo Evangelio según san Lucas: 6, 27-38
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los aborrecen, bendigan a quienes los maldicen y oren por quienes los difaman. Al que te golpee en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite el manto, déjalo llevarse también la túnica. Al que te pida, dale; y al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames.
Traten a los demás como quieran que los traten a ustedes; porque si aman sólo a los que los aman, ¿qué hacen de extraordinario? También los pecadores aman a quienes los aman. Si hacen el bien sólo a los que les hacen el bien, ¿qué tiene de extraordinario? Lo mismo hacen los pecadores. Si prestan solamente cuando esperan cobrar, ¿qué hacen de extraordinario? También los pecadores prestan a otros pecadores, con la intención de cobrárselo después.
Ustedes, en cambio, amen a sus enemigos, hagan el bien y presten sin esperar recompensa. Así tendrán un gran premio y serán hijos del Altísimo, porque él es bueno hasta con los malos y los ingratos. Sean misericordiosos, como su Padre es misericordioso.
No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados. Den y se les dará: recibirán una medida buena, bien sacudida, apretada y rebosante en los pliegues de su túnica. Porque con la misma medida con que midan, serán medidos”.
Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Se dice Credo.
PLEGARIA UNIVERSAL
Invoquemos, hermanos, a Dios todopoderoso con una oración sincera, humilde y confiada, que merezca obtener lo que pedimos.
Después de cada petición diremos: Padre, escúchanos.
- Por la santa Iglesia, extendida de Oriente a Occidente, para que el Señor la mantenga firme y confiada en medio de las contrariedades y tentaciones del mundo. Oremos.
- Por el Papa Francisco, sucesor de san Pedro, para que fomente en la Iglesia el perdón y la reconciliación con aquellos que la persiguen. Oremos.
- Por los que tienen autoridad en el mundo, para que bajo su gobierno podamos vivir en paz y concordia glorificando a Cristo, nuestra esperanza. Oremos.
- Por quienes nos desprecian a causa de nuestra fe y por quienes persiguen a la Iglesia, para que el Señor les conceda encontrar y aceptar la verdad. Oremos.
- Por quienes estamos aquí reunidos en el nombre del Señor y por aquellos por quienes queremos orar, para que Dios nos conceda perseverar en la fe y nos reúna un día a todos en su Reino. Oremos.
Padre clementísimo, que en Cristo nos has revelado tu amor gratuito y universal, escucha nuestras oraciones y danos un corazón nuevo, para que seamos capaces de amar a nuestros enemigos y de orar por los que nos injurian, tal como nos lo mandó tu Hijo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Al celebrar con la debida reverencia tus misterios, te rogamos, Señor, que los dones ofrecidos en honor de tu gloria nos sirvan para la salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio para los domingos del Tiempo Ordinario.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 9, 2-3
Proclamaré todas tus maravillas; me alegraré y exultaré contigo y entonaré salmos a tu nombre, Dios Altísimo.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Concédenos, Dios todopoderoso, que alcancemos aquel fruto celestial, cuyo adelanto acabamos de recibir mediante estos sacramentos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Fuente: misalcatolico.com
Categoria: Misa por Año / Misal Catolico 2025 / Misal Catolico de febrero 2025
Misal de Hoy Publicado: 2025-02-01T19:09:40Z | Modificado: 2025-02-01T19:09:40Z