Misal Católico

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Santa Misa del día: Domingo 16 de Marzo de 2025

II DOMINGO DE CUARESMA

Una «experiencia» transformadora…

El contexto que precede a la Transfiguración del Señor – al igual que en san Mateo y en san Marcos– es, por supuesto, el escándalo y el desánimo que produce en el grupo de los Apóstoles el anuncio que Jesús les hace de su pasión y de su muerte, así como las condiciones que les propone para seguirlo. Pero el relato en san Lucas tiene un matiz peculiar y exclusivo: el ambiente de oración personal de Cristo en su comunicación con el Padre… En ese singular contacto filial con Dios sobreviene su inusitada transformación, que hace brillar en su rostro la gloria de su divinidad y en su destino su categoría de «Elegido», de «Hijo amado del Padre», presagiando con ello la luz de su inminente resurrección. Al bajar del monte una nueva energía inundaría sin duda su porte, así como el corazón de sus discípulos, para seguirlo en esa demandante marcha hacia Jerusalén, la ciudad que «mataba a los profetas».

La oración, como la fe, no puede quedar en el plano meramente conceptual, sino que ha de convertirse en vivencia personal. Solamente ejercitándola se posee, y viviéndola se comprende. Por eso debemos crecer siempre en la oración, al igual que en la fe… Para captar el misterio de lo indecible y después testimoniarlo a los hombres, nuestros hermanos, necesitamos saber «subir a la montaña», sin querer por eso –como lo quería Pedro– instalarnos en nuestra propia y egoísta comodidad… Necesitamos el contacto con Dios para responder satisfactoriamente a nuestra vocación y para realizarnos como seguidores de Jesús, a quien demostramos «haber escuchado» primero en lo profundo de nuestro ser. Igual que en la vida de Jesús, la oración lo ha de ser todo en nuestra vida: comunicación personal con Dios, experiencia de nuestra identidad y de nuestra condición filial.

No hay cristiano, no hay apóstol, no hay testigo, sin oración personal y comunitaria. Hemos de aprender el equilibrio y la unión entre la acción y la contemplación… Para que Cristo «transforme nuestro cuerpo miserable en un cuerpo glorioso, semejante al suyo» (segunda lectura) hemos de estar atentos a su escucha y unidos a Él por la oración… La Transfiguración del Señor nos impulsa en una doble dirección: mostrar su rostro a los demás, superando nuestros muchos y enquistados egoísmos, y –al mismo tiempo– descubrirlo en nuestros hermanos necesitados con un amor comprometido y solidario, mientras caminamos hacia la Pascua por la renovación de nuestra Alianza con Dios por el bautismo y los demás sacramentos.

MR p. 208 [220] / Lecc. I p. 294. LH Semana II del Salterio.

ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 26, 8-9

Mi corazón me habla de ti diciendo: “Busca su rostro”. Tu faz estoy buscando, Señor; no me escondas tu rostro.

No se dice Gloria.

ORACIÓN COLECTA

Señor Dios, que nos mandaste escuchar a tu Hijo muy amado, dígnate alimentarnos íntimamente con tu palabra, para que, ya purificada nuestra mirada interior, nos alegremos en la contemplación de tu gloria. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

PRIMERA LECTURA

[Dios hace una alianza con Abram.]

Del libro del Génesis 15, 5-12. 17-18

En aquellos días, Dios sacó a Abram de su casa y le dijo: “Mira el cielo y cuenta las estrellas, si puedes”. Luego añadió: “Así será tu descendencia”.

Abram creyó lo que el Señor le decía y, por esa fe, el Señor lo tuvo por justo. Entonces le dijo: “Yo soy el Señor, el que te sacó de Ur, ciudad de los caldeos, para entregarte en posesión esta tierra”. Abram replicó: “Señor Dios, ¿cómo sabré que voy a poseerla?” Dios le dijo: “Tráeme una ternera, una cabra y un carnero, todos de tres años; una tórtola y un pichón”.

Tomó Abram aquellos animales, los partió por la mitad y puso las mitades una enfrente de la otra, pero no partió las aves.

Pronto comenzaron los buitres a descender sobre los cadáveres y Abram los ahuyentaba.

Estando ya para ponerse el sol, Abram cayó en un profundo letargo, y un terror intenso y misterioso se apoderó de él.

Cuando se puso el sol, hubo densa oscuridad y sucedió que un brasero humeante y una antorcha encendida, pasaron por entre aquellos animales partidos.

De esta manera hizo el Señor, aquel día, una alianza con Abram, diciendo: “A tus descendientes doy esta tierra, desde el río de Egipto hasta el gran río Éufrates”. Palabra de Dios.


SALMO RESPONSORIAL del salmo 26

R/. El Señor es mi luz y mi salvación.

El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién voy a tenerle miedo? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién podrá hacerme temblar? R/.

Oye, Señor, mi voz y mis clamores y tenme compasión; el corazón me dice que te busque y buscándote estoy. R/.

No rechaces con cólera a tu siervo, tú eres mi único auxilio; no me abandones ni me dejes solo, Dios y salvador mío. R/.

La bondad del Señor espero ver en esta misma vida. Ármate de valor y fortaleza y en el Señor confía. R/.

Lo que va entre [ ] puede ser omitido por motivos pastorales

SEGUNDA LECTURA

[Cristo transformará nuestro cuerpo miserable en un cuerpo glorioso, semejante al suyo.]

De la carta del apóstol san Pablo a los filipenses 3, 17–4, 1

Hermanos: [Sean todos ustedes imitadores míos y observen la conducta de aquellos que siguen el ejemplo que les he dado a ustedes. Porque, como muchas veces se lo he dicho a ustedes, y ahora se lo repito llorando, hay muchos que viven como enemigos de la cruz de Cristo. Esos tales acabarán en la perdición, porque su dios es el vientre, se enorgullecen de lo que deberían avergonzarse y sólo piensan en cosas de la tierra.]

Nosotros, [en cambio,] somos ciudadanos del cielo, de donde esperamos que venga nuestro salvador, Jesucristo. Él transformará nuestro cuerpo miserable en un cuerpo glorioso, semejante al suyo, en virtud del poder que tiene para someter a su dominio todas las cosas.

Hermanos míos, a quienes tanto quiero y extraño: ustedes, hermanos míos amadísimos, que son mi alegría y mi corona, manténganse fieles al Señor. Palabra de Dios.

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Mc 9, 7

R/. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.

En el esplendor de la nube se oyó la voz del Padre, que decía: “Este es mi Hijo amado: escúchenlo”. R/. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.

EVANGELIO

[Mientras oraba, su rostro cambió de aspecto.]

Del santo Evangelio según san Lucas 9, 28b-36

En aquel tiempo, Jesús se hizo acompañar de Pedro, Santiago y Juan, y subió a un monte para hacer oración. Mientras oraba, su rostro cambió de aspecto y sus vestiduras se hicieron blancas y relampagueantes. De pronto aparecieron conversando con él dos personajes, rodeados de esplendor: eran Moisés y Elías. Y hablaban de la muerte que le esperaba en Jerusalén.

Pedro y sus compañeros estaban rendidos de sueño; pero, despertándose, vieron la gloria de Jesús y de los que estaban con él. Cuando éstos se retiraban, Pedro le dijo a Jesús: “Maestro, sería bueno que nos quedáramos aquí y que hiciéramos tres chozas: una para ti, una para Moisés y otra para Elías”, sin saber lo que decía.

No había terminado de hablar, cuando se formó una nube que los cubrió; y ellos, al verse envueltos por la nube, se llenaron de miedo.

De la nube salió una voz que decía: “Este es mi Hijo, mi escogido; escúchenlo”. Cuando cesó la voz, se quedó Jesús solo.

Los discípulos guardaron silencio y por entonces no dijeron a nadie nada de lo que habían visto. Palabra del Señor.

Se dice Credo.

ORACIÓN DE LOS FIELES:

Oremos al Padre de la misericordia –árbitro de nuestros actos y Dios que escudriña lo profundo de nuestros corazones– y pidámosle que escuche la oración de su pueblo:

Para que Dios conceda a sus fieles vivir estos días de Cuaresma con verdadero espíritu de penitencia y prepararse a celebrar con fruto el sacramento del perdón, roguemos al Señor.

Para que quienes se han apartado del camino del bien y han muerto a causa del pecado escuchen en estos días la voz del Hijo de Dios y vivan, roguemos al Señor.

Para que Dios inspire sentimientos de caridad a los que tienen riquezas y multiplique los bienes de la tierra en bien de todos, roguemos al Señor.

Para que la penitencia cuaresmal aleje de nosotros el amor desordenado a los bienes visibles y sane nuestra aridez espiritual con el deseo de los bienes del cielo, roguemos al Señor.

Dios grande y fiel, que muestras tu rostro a los que te buscan con sincero corazón, fortalece nuestra fe en el misterio de la cruz y concédenos un corazón dócil, para que –adhiriéndonos a tu voluntad– escuchemos siempre la voz de tu Hijo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Te rogamos, Señor, que estos dones borren nuestros pecados y santifiquen el cuerpo y el alma de tus fieles, para celebrar dignamente las fiestas pascuales. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Mt 17, 5

Éste es mi Hijo muy amado, en quien tengo puestas mis complacencias; escúchenlo.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Al recibir, Señor, este glorioso sacramento, queremos darte gracias de todo corazón porque así nos permites, desde este mundo, participar ya de los bienes del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ORACIÓN SOBRE EL PUEBLO

Bendice, Señor, a tus fieles con una bendición perpetua, y haz que de tal manera acojan el Evangelio de tu Hijo, que puedan debida y felizmente desear y alcanzar la gloria que él manifestó a los apóstoles. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Fuente: misalcatolico.com


Categoria: Misa por Año / Misal Catolico 2025 / Misal Catolico de marzo 2025

Misal de Hoy Publicado: 2025-03-02T03:06:42Z | Modificado: 2025-03-02T03:06:42Z